Una vez más me quedo en puertas, pero me siento contenta. De 738 propuestas, la mía ha quedado finalista. Parece nada, pero reconozco que a mí me sirve de impulso, de revulsivo para seguir buscando la palabra justa.
Gracias a quienes promueven y convocan estos certámenes literarios y a quienes les dan vida y contenido con sus obras.