De una visita turística a la Sierra de Francia, concretamente a Mogarraz, nació Un retrato en la fachada.
Un relato duro, triste, sobre una vida inventada, totalmente ficticia, que han tenido a bien premiar.
Gracias a la Fundación convocante, a los miembros del jurado por haberlo seleccionado. Gracias por la acogida y el trato recibido por las gentes de esta tierra que huele a tierra, a esfuerzo, a libertad y esperanza. Aunque no tenga que recurrir a la excusa de recoger un premio, volveré. Por puro placer.