viernes, 14 de octubre de 2016

Donde reside la herida.

Está a punto de aparecer nuevo libro de poemas.

Lo he titulado “Donde reside la herida”. Esa herida como proceso abierto, como un algo que está pendiente, que está siendo, esa sensación de incompletitud que es la vida misma con todos sus altibajos, frente al OLVIDO que sería algo ya concluido.

Por eso estos versos se refieren a las aristas pero también a las finas curvas que conforman la vida: la identidad, el triunfo sobre la enfermedad, el paso del tiempo, el primer placer del día, la vida contemplativa, la necesidad del otro para reafirmarnos, la pérdida de la juventud contra la que nadie puede hacer nada, la soledad impuesta o buscada, los momentos tan efímeros como intensos.

Y cómo no dedicarles unos poemas a esos dos estados que todo lo embadurnan de plenitud y de vacío. Sí, hablo del amor y de su contrario. ¿Es que hay algo que nos haga sentir más vivos o más desalentados que el amor y el desamor? Ellos presiden nuestra estancia, nuestro trayecto vital. Precipitarse, evocarlos, gozarlos o padecerlos es lo que nos hace descaradamente humanos.


Hasta muy pronto.

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