jueves, 21 de julio de 2011

Tú también la sabes...

Ansiaba yo encontrar una palabra nueva, de ámbar y oliendo a sándalo.

Hacerla encajar entre mis interrogantes, mis admiraciones, los verbos de mañana... Incluirla en el sujeto que elegí como amante de aquel predicado.

Cavilarla, barnizar su fragilidad y convertirla en la reina de mi escrito.

Darle vida con tinta de color turquesa en mi papel satinado.

Gozarla, como si fuera piel...

Quisiera que fuese una palabra grandiosa en su significado, conveniente, que me inyectara unos gramos de locura e insensatez.

Que cupiese en cualquier rincón y naciera de la comisura de los labios...

Que fuese el principio o el final de una canción.

Buscaba una palabra íntegra y honrada. Avariciosa de existir...

Impoluta y tórrida, honda y vivaz.

Que evocase un plural...

Que sonara bien y tuviera que ver con el corazón.

Y para eso, sólo hay una posible y todos la conocéis: CONTIGO.

1 comentario:

  1. Esa palabra que juega con nosotros, que tantas veces se da cuando dejamos de hostigarla. Bienvenida a Mitos y flautas.
    Sergio F.S.

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